NADA QUE CELEBRAR
«Estamos hechos de carne, pero tenemos que vivir como si fuéramos de hierro». Sigmund Freud.
Posiblemente seamos las mujeres quienes tengamos que actuar como si de hierro fuera nuestro cuerpo, por los ataques constantes que se dictan sobre nuestra vida.
¿Nos podemos imaginar la situación de las mujeres afganas? Los cambios producidos en dicho país están condenando a la mujer a regresar a un punto impensable en relación a la conquista de sus derechos -porque estos se ganan y se pierden- negándolas el acceso a estudiar Medicina o Enfermería, lo que supondrá graves consecuencias para la salud de la mujer; tampoco podrá trabajar, ni hacer deporte ni ir a los parques, ni hablar en espacios públicos. Justifican estas decisiones en «protección a la mujer de su virtud y la prevención de vicio», nada más lejos de la realidad. El proceso de invisibilidad de la mujer es innegable y sus derechos adquiridos se han visto deteriorados gravemente.
De nada sirve que el Parlamento Europeo dicte resolución denunciando la violación de los talibanes de las normas internacionales, la represión, en particular contra las mujeres y niñas, las minorías étnicas y las personas LGTBIQ+.
Otro tanto sucede en Irán, donde las autoridades han incrementado las medidas represivas, incluyendo la violencia física y reforzado la vigilancia del cumplimiento del jiyab en el ámbito público y privado a través de vehículos y de drones. Atrás quedó ese Irán de los años 70 en el que hombres y mujeres podrías asistir juntos a fiestas y lucir la vestimenta occidental.
Este mundo, al que llamamos civilizado, no puede mantener estas normas aberrantes siempre dirigidas a la mujer que, aun siendo el 50% de la población, se ve relegada, menospreciada e incluso asesinada por defender sus derechos.
Quedan muchos asuntos pendientes para conseguir un mundo igualitario.
FUENTE DOCUMENTAL: https://www.diariodeburgos.es/noticia/zf9140a80-c29d-fda3-11d5cd04285ce5e1/202412/nada-que-celebrar
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